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Seguro que a la hora de comprar un jamón te has preguntado alguna vez: ¿ibérico o serrano? ¿cuál será mejor? ¿en qué se diferencian? Pues hoy vamos a contarte las características de cada uno y cómo puedes diferenciarlos.

La primera diferencia es la raza: El jamón ibérico proviene exclusivamente de cerdo ibérico, mientras que el jamón serrano puede provenir de varias razas como Duroc, Pietrain o Large White (cerdos blancos). Además, como curiosidad, te contamos que, normalmente, el jamón ibérico tiene la pezuña negra y el serrano blanca, aunque esto no siempre es así, por lo que no debes basarte en esto exclusivamente para diferencia uno de otro. 

La crianza del cerdo también marca una diferencia importante:  Mientras que la mayoría de los cerdos blancos (no todos) se crían y alimentan en establos a base de cereales, los ibéricos se alimentan de recursos naturales (pastos y bellotas) y pueden criarse de varias formas. ¿Y cómo sabemos si el ibérico se ha criado en ganadería intensiva o extensiva y con qué tipo de alimentación? Para eso están las etiquetas de colores que clasifican al cerdo ibérico. (Tienes más información sobre estas etiquetas en esta publicación de nuestro blog). 

Por otro lado, la curación de unos y otros difiere: Aunque el proceso de curación del jamón ibérico y del jamón serrano es el mismo, es decir, sigue las mismas pautas, el tiempo del proceso difiere: Los jamones serranos tienen un proceso de curación de hasta 16/17 meses (diferenciamos entre jamón de bodega, reserva o gran reserva en función de la cantidad de meses) y los ibéricos de 24 meses como mínimo.

Pero, ¿en qué se diferencian a la hora de degustarlo? El ibérico tiene una peculiaridad genética única, que la grasa se le infiltra en el músculo, y esto junto con la alimentación y el ejercicio que pueda hacer el animal en la dehesa en libertad, hace que la carne sea muy jugosa. Además, su curación y su alimentación hacen que su sabor y aroma sean más intenso. En cuanto al color, el del Jamón Ibérico va desde el rojo púrpura al rojo palo, con una textura fibrosa con grasa infiltrada. El Jamón Serrano tiene un color más bien rosado y no posee el veteado ni la grasa infiltrada.

Por último, la grasa de unos y otros también es diferente: En los Jamones Ibéricos la grasa es brillante, fluida y blanda, los dedos deben hundirse y notar un tacto suave y de color marfil. El Jamón Serrano tiene una grasa más dura y más blanca, algo amarillenta.

En el Club del Jamón te aseguramos la máxima calidad de todos nuestros productos, por eso, nuestros jamones Ibéricos están claramente identificados, garantizado su trazabilidad y acompañados de su vitola de color que te indica su pureza de raza.